jueves, 24 de mayo de 2012

8.000 corazones parten a El Rocío al grito de ‘Huelva, Huelva’


Miles de onubenses despiden a la filial número nueve en sus primeros pasos hasta El Rocío.

Palmas, vivas y olés, el rostro marcado por la emoción y el corazón latiendo al compás de ¡Huelva, Huelva!. Un mar de chaquetillas blancas ha iniciado su camino hasta la Blanca Paloma en un año plagado de promesas, refrendado por las lágrimas  y un incremento de los peregrinos, de tal manera que “se han inscrito 2.000 personas, pero son muchos más” destacó el vocal de romería, Rafael Garzón, así es que cerca de 4.000 personas tomaron el cayado de sus preocupaciones diarias e iniciaron su caminar detrás del Simpecado.


Un Simpecado que ya se encuentra en la Punta del Sebo dispuesto a cruzar el puente. Y es que si algo ha caracterizado la marcha de la comitiva es su rapidez y la “ausencia de incidentes, en una mañana esplendorosa en la que Huelva nos ha vuelto a arropar”, destacó el presidente Juan Ferrer.

Totalmente emocionada, Cinta Gómez Molina, hermana mayor  de la romería, quien apenas pudo contener las lágrimas desde el inicio de la salida. Ya desde bien temprano tuvo que ser ayudada por Jeromo, a la hora de portar el Simpecado hasta la carreta, ya que las lágrimas de emoción no la dejaban continuar.  “Ha sido una mañana muy intensa, un día muy grande”, porque además “Huelva es rociera y lo ha demostrado”.

Avanzando entre un río de promesas, el Simpecado bellamente exornado por Antonio Rivera, como viene siendo costumbre desde hace ya cinco años, llevaba delphinium, lilium, lisantum y rosas, tal y como confirmó el florista a este medio en una puesta “muy elegante, en la que no mezclamos demasiados colores”, resaltó.

Conducido por Manuel Benítez desde hace años, el Simpecado de terciopelo verde bordado por Elena Caro, estrenaba este año la corona que lo culminaba y algunas campanillas. Las palmas de peregrinos fueron su sintonía en puntos tan destacados como la Parroquia del Rocío, donde lo esperaba su párroco Eduardo García o en la recepción de la Hermandad de la Victoria, quien a través de una ofrenda quiso reforzar el fuerte nexo de unión que se gestó con la visita del Simpecado a la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús.

Más tarde las emociones se desataron en la Gran Vía, y como un faro para los romeros, el Monumento a la Devoción Rociera destacaba en su inicio. Allí recibió el reconocimiento de toda la ciudad en sus administraciones, como Diputación Provincial, la Subdelegación del Gobierno y el Ayuntamiento, donde recibió la salve de toda la ciudad cantada por Argentina. Una petalada cayó desde los altos en señal de reconocimiento.

Y de nuevo, Huelva volvió a ser la marinera, y blanca y azul al salir por la Comandancia, en donde el capitán de navío y y comandante naval en Huelva por primer año salió despidió en un espectacular momento a la filial número 9. Como culmen, Manguara ofreció la Salve de los Romeros de La Puebla y el Simpecado volvió a mirarse en las aguas de la Ría al llegar al Muelle del Tinto, donde giró para contemplar a Huelva por última vez.

Ultima modificacion el Jueves, 24 de Mayo de 2012 13:22Javier Navarro

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