Los alrededor de 4.000 romeros de la Hermandad de Emigrantes pisaron el Camino de las Tinajas desde poco después de las 23.00 horas de la noche, después de más de 60 kilómetros de camino desde que abandonaron la capital en el mediodía del miércoles.
Emigrantes ha pasado ya su primera noche en El Rocío. Tras dos largas jornadas y una noche en el camino, los alrededor de 4.000 romeros que partieron el miércoles de Huelva con la Concha Peregrina pisaron anoche la aldea almonteña. Más de 60 kilómetros y apenas tres paradas les separaba de la Blanca Paloma, un camino que, minuto a minuto, se llenaba de emoción con la cercanía de su Virgen, hasta que, poco después de las 23.00 horas, Emigrantes se adentraba en la aldea por el Camino de las Tinajas. La primera hermandad de la capital en pisar El Rocío desde el Camino de Moguer, precedida ayer por las filiales de Palos de la Frontera, Isla Cristina, Ayamonte, San Juan del Puerto, Gibraleón, y Punta Umbría. Hoy le tocará a Huelva y a otras tantas filiales, que recorren los últimos pasos que les distan de El Rocío para presentarse mañana ante la Reina de las Marismas. Para los peregrinos de Emigrantes, el camino hacia la aldea “ha sido estupendo”, desde que el párroco de la Merced, Daniel Varela, oficiara la Misa de Romeros y la Concha Peregrina iniciara su recorrido por la ciudad de Huelva, hasta que el Simpecado se recogió ayer en su capilla de la casa hermandad en la Plaza Mayor ante los vivas, la salve y las sevillanas que le cantaron a coro sus peregrinos. Unos 300 caballos, 13 carros tradicionales, 31 enganches con caballos y 35 tractores con remolques adornados recorrieron con ellos el camino hasta la aldea. Su primera noche, en el paraje de Tres Rayas, los animó a continuar por las arenas las pocas horas que les quedaban para pisar El Rocío, y entre sevillanas y rezos a la Virgen, los peregrinos llegaron hasta Gato, donde almorzaron antes de iniciar su último tramo hasta la aldea. Con la caída de la noche, la Plaza Mayor y las calles colindantes se llenaban de devotos que esperaban con ansia la entrada de los primeros romeros a caballo en la aldea, una estampa que se materializó ante sus ojos poco después de las 23.00 horas de la noche. Los primeros peregrinos fueron dejando paso a la Concha Peregrina, que aguardó deslumbrante junto a los mulos que la portaban en la esquina de Aznalcazar el paso de los 13 carros tradicionales que la acompañaron durante su recorrido. Los primeros vivas fueron llegando de esos romeros que, pese al cansancio de dos días de camino, miraban con devoción a su Simpecado ya en la aldea. Esos romeros que, tan pronto pasaban por delante de su Simpecado, abandonaban sus carros para sumarse a los peregrinos que ya esperaban desde la casa hermandad la llegada de la Concha Peregrina. Un momento de “gran satisfacción” para el presidente de Emigrantes, Fernando Rodríguez, para quien este año El Rocío es “aún más especial”, al no haber podido salir con los romeros desde la capital. Y al paso de los peregrinos, la hermana mayor, Inmaculada Gil Palanco, veía como ese sueño que tenía de niña “se iba cumpliendo poco a poco”. “Todo está siendo espectacular”, contaba, aún emocionada por ver a su Simpecado a un paso de la casa hermandad, y especialmente “por sentirme arropada por tanta gente en esta experiencia”. Y con los ojos casi bañados en lágrimas, Gil Palanco presidió, junto a su marido, José Ángel Jara, y parte de su familia, la comitiva que condujo al Simpecado, a hombros de peregrinos, a su capilla. Y la Concha Peregrina entró en su casa hermandad, de la mano de sus devotos y al son de los vivas que los romeros habían guardado durante horas de camino para el momento de su entrada. Y casi sin descansó llegó la salve, y todas esas sevillanas con las que los romeros le dieron la bienvenida a su Simpecado. Para Emigrantes, ahora sí, ya es Rocío.
Odiel Información de Huelva.
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