domingo, 19 de junio de 2011

Reales, nuevo presidente de la Matriz con el respaldo de 1.742 hermanos

Obtiene 356 votos más que la candidatura liderada por Manuel García · El nivel de participación fue superior al 39% · Tiende la mano a los integrantes de la otra lista a fin de "trabajar por la Virgen"



Pasada las tres de la madrugada Juan Ignacio Reales fue oficialmente proclamado presidente de la Hermandad Matriz Nuestra Señora del Rocío después de recabar 1.742 votos, de los 3.143 emitidos en un plebiscito multitudinario que evidenció el interés que entre la población suscita cualquier tema concerniente a la entidad religiosa. Por el contrario, la candidatura liderada por Manuel García canalizó la nada despreciable cifra de 1.386 papeletas, si bien se trató de 356 menos que la candidatura oficial que, haciendo honor a la tradición, volvió a imponerse. Hubo 12 votos en blanco y tres nulos.

Las cifras representan una participación superior al 39%, lo que duplica el quórum mínimo del 20% que fijan las reglas de la Matriz a la hora de validar la elección de presidente, siendo la participación más alta de la historia de la hermandad.

A las urnas estaban llamados 8.024 hermanos que cumplen con los requisitos de ser mayor de 18 años y estar inscritos con más de 365 días de antigüedad, lo que representan unas 3/4 partes de los 12.000 que figuran en los registros sociales.

Nada más hacerse público los resultados por parte del párroco José García, el nuevo presidente tuvo palabras de agradecimiento por el evidente interés mostrado por los ciudadanos ante esta convocatoria. A vuela pluma citó que su primer reto será tender la mano a todos y cada uno de los integrantes de la otra candidatura a fin de "sumarse a trabajar por la Virgen". Sus palabras tuvieron más valor si cabe por el hecho de que durante el desarrollo de los comicios afirmase que la presentación de dos candidaturas no fracturaba en ningún caso el buen ambiente que reinaba en el seno de la familia rociera e incluso mantenía que una vez resulta la contienda "todos los ciudadanos debían prestar su apoyo a la nueva junta" y olvidar cualquier diferencia que pudiese aflorar durante el proceso electoral.

El fin del discurso del nuevo presidente llevó implícito la explosión de gritos de viva a la patrona almonteña y el rezo de la Salve.

En cuanto al desarrollo de los comicios el calor no fue inconveniente para que desde la apertura de las urnas en la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción cientos de personas se acercasen a depositar el voto y repartir suerte entre los candidatos que no podían ocultar los nervios por la incertidumbre de saber quién se haría con las riendas de la Matriz.

Ambos candidatos partían del seno de la última junta directiva en la que han podido dejar su impronta y su reconocido trabajo en sendos cargos de vicepresidentes. Del mismo modo todos abogan por una línea de continuidad en la gestión e incluso ambos se sientes orgullosos de su etapa en el seno de este fructífero mandato. Más coincidencias: existía una especial comunión en seguir preponderando la labor social durante la próxima 'legislatura' a la par que culminar los proyectos que han quedado postergados ante la falta de tiempo para hacerlos realidad. En este sentido, la pregunta era obvia: ¿Qué los diferencia?, ¿en qué se desmarcan uno del otro?. Un ciudadano matizaba que las sutilezas no las encontraríamos en sus declaraciones o su hoja de ruta, los matices, afirmaba, son nimios y provienen de que García es más pragmático y dotado para las labores de organización, mientras que Reales más erudito y dado a preponderar el lago espiritual de todo lo concerniente a la romería.

Independientemente de la validez de este retrato, lo cierto es que existía plena unanimidad en que, indistintamente de la elección final, el pueblo acertaría en su elección pues ambos están capacitados para realizar un buen trabajo junto con la terna de almonteños que le acompañaban en sus candidaturas.

Por lo demás, la jornada se desarrolló con total normalidad y con la única interrupción del desarrollo de un funeral. Acto seguido y en vista de que las previsiones iniciales de participación se veían totalmente desbordadas, la Matriz instalaba una cuarta urna al objeto de agilizar un proceso de votación que llevaba a muchos a realizar colas de más de 40 minutos a la hora de emitir su papeleta. La vorágine de las elecciones se extendió por todo el entramado urbano de calles que conducía a una parroquia que el viernes era punto neurálgico de miles ciudadanos cuyas conversaciones eran monotemáticas y concernientes a pronosticar un ganador.

En todo el desarrollo de la campaña el pueblo de Almonte pudo congratularse de unas elecciones de guante blanco, con exquisitez en las formas y declaraciones, logrando así que el gran beneficiado fuera una Hermandad, que escenifico mejor que nunca lo viva que se encuentra.

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