La Virgen del Rocío comenzó su ansiada visita a las Hermandades a hombros de los almonteños.
El recorrido, que comenzaba con su llegada a la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Huévar del Aljarafe, siguió de manera habitual, pasando por las Hermandades de Villamanrique de la Condesa, Pilas, Coria del Río, La Puebla, Umbrete… Y todas las que se encontraban esperándola en el Acebuchal o en el Real.
Las Hermandades de Triana, Sanlúcar y Rociana recibieron la visita de la Virgen. También las Camaristas, pero fue a esta altura, sobre las 8:15 horas aproximadamente, cuando el paso de la Virgen sufría un incidente, rompiéndose uno de sus varales.
Afortunadamente, no hubo que lamentar daño alguno en la Imagen de la Virgen ni en ninguno de los rocieros que la acompañábamos en su procesión.
La decisión de la Junta de Gobierno de la Hermandad Matriz, encabezada por el Presidente, José Joaquín Gil Cabrera, fue la de interrumpir la procesión en este punto, y el pueblo de Almonte y los hermanos de la Virgen, -como no podía ser de otro modo-, respondieron de inmediato ayudando a su Patrona a regresarla de nuevo a su Santuario, entre llantos y emociones.
Muchos de los que allí se encontraban, no sabiendo muy bien lo que ocurría, se vieron sorprendidos con la llamada que se hacía por la megafonía del Santuario, solicitando la colaboración de todos.
Y todo el mundo colaboró y todos los rocieros devolvieron a la Virgen su cariño, presentándose ante Ella con su Simpecado, sus hermanos y su Salve, esa Salve que esta vez no pudo rezarse cuando Ella llegaba y que, sin embargo, sus hijos quisieron llevarle hasta sus plantas, revistiéndose el momento de una Solemnidad espontanea en la que no faltaron lágrimas, cantes, palmas y manifestaciones de devoción impresionantes.
El recorrido, que comenzaba con su llegada a la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Huévar del Aljarafe, siguió de manera habitual, pasando por las Hermandades de Villamanrique de la Condesa, Pilas, Coria del Río, La Puebla, Umbrete… Y todas las que se encontraban esperándola en el Acebuchal o en el Real.
Las Hermandades de Triana, Sanlúcar y Rociana recibieron la visita de la Virgen. También las Camaristas, pero fue a esta altura, sobre las 8:15 horas aproximadamente, cuando el paso de la Virgen sufría un incidente, rompiéndose uno de sus varales.
Afortunadamente, no hubo que lamentar daño alguno en la Imagen de la Virgen ni en ninguno de los rocieros que la acompañábamos en su procesión.
La decisión de la Junta de Gobierno de la Hermandad Matriz, encabezada por el Presidente, José Joaquín Gil Cabrera, fue la de interrumpir la procesión en este punto, y el pueblo de Almonte y los hermanos de la Virgen, -como no podía ser de otro modo-, respondieron de inmediato ayudando a su Patrona a regresarla de nuevo a su Santuario, entre llantos y emociones.
Muchos de los que allí se encontraban, no sabiendo muy bien lo que ocurría, se vieron sorprendidos con la llamada que se hacía por la megafonía del Santuario, solicitando la colaboración de todos.
Y todo el mundo colaboró y todos los rocieros devolvieron a la Virgen su cariño, presentándose ante Ella con su Simpecado, sus hermanos y su Salve, esa Salve que esta vez no pudo rezarse cuando Ella llegaba y que, sin embargo, sus hijos quisieron llevarle hasta sus plantas, revistiéndose el momento de una Solemnidad espontanea en la que no faltaron lágrimas, cantes, palmas y manifestaciones de devoción impresionantes.
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