jueves, 17 de mayo de 2012

El Rocío se tiene que vivir todos los días del año

Escrito por Periódico Rociero / Juan Manuel Bernal / Lucena del Puerto  





En el Rocío todo es paz y amor, todo es convivencia y Hermandad, todo es alegría y todo se comparte.

Se reparten abrazos gratuitamente, gente que no se habla o no se puede ver hacen el papelón de su vida y actúan como si no hubiera pasado nunca nada, te los puedes encontrar hasta compartiendo casa en la romería, comiendo, bebiendo, cantando y bailando juntos. Total, son unos días de teatro; después, cada uno a lo suyo y listo.

Pero termina la Romería y vuelve la guerra y el desencuentro, en vez de convivir siguen las críticas de unos a otros, la realidad no es tan alegre como aparentemente se daba a entender y si puedes coger por otro camino para no encontrarte con algunos hasta la romería del próximo año, mejor.

Los abrazos empiezan a escasear y los que parecían “mimosines”, con carantoñas y dulzura por aquí y por allí, se vuelven secos como las higueras en otoño y más agrios que el vinagre en una esponja. La casa que te hacía tener siempre las puertas de par en par en la Aldea era eso, la casa de la Aldea, pero las de tu casa, las de tu hogar, cuidado de abrírselas a algunos de la reunión, que las reuniones para preparar nuevos costos y hacer números es mejor tenerlas en los bares, pero en la casa ni hablar; actuar una semanita está bien, pero hacerlo el año entero cansa.

Así vive, o se cree que vive mucha gente el Rocío, porque si fuera una vivencia de verdad, los abrazos durarían el año entero, se compartirían risas, lágrimas, comida y bebida y sentimientos el año entero; sobre todo eso: sentimientos, porque a lo otro se apunta todo el mundo fácil.

El Rocío de verdad te lleva a vivirlo todo de verdad. Buscas tener a tu lado a gente que sabes que está a tu lado y al lado de los tuyos para poder seguir creando durante todo el año esa paz, ese amor, esa convivencia y esa alegría a tu alrededor y te nace la necesidad de poder ayudar a los que quieres, pa tenderles tu mano y pa darles tu cariño. Porque si se lo das a otros y a los tuyos los tienes abandonados, ¿qué clase de rociero o rociera eres?

El Rocío es algo que se tiene que vivir todos los días, sin teatros y sin mentiras. Es algo que se tiene que notar en lo que decimos o hacemos sin reducirlo a unos pocos días del camino o de estancia en la Aldea.

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