Yo soy de las personas que defienden que la devoción a la Virgen se vive mucho más desde el seno de una hermandad.
Para mí, pertenecer a una Hermandad es mucho mas que llevar su medalla, o hacer con ella el camino: es JURAR UNOS ESTATUTOS, que nos COMPROMETEN a vivir nuestra fe y nuestra pertenencia a la Iglesia, siguiendo las reglas que la rigen.
Cuando alguien se hace hermano de una Hermandad, queda unida de cierta forma a esa institución, y debe estar siempre en los actos, y en los momentos felices y cuando vienen las dificultades.
Veo bien, porque no creo que sea incompatible, pertenecer a más de una Hermandad. Siempre he pensado que, si alguna vez, por motivos laborales o personales, tuviese que irme a vivir a otro sitio, lo primero que haría -en el caso de haber una Hermandad del Rocío allí-, sería integrarme todo lo que fuera posible, para estar más cerca de la Virgen a pesar de la distancia.
Yo soy hermana de la Hermandad Matriz desde el año 1979, y por motivos familiares he estado ligada a ella, mucho más de lo que lo podría haber hecho cualquier almonteño de tan corta edad como tenía. Sinceramente, no sé cuánto aman los demás a sus hermandades, yo si sé lo que la mía representa, además de por mi amor a la Virgen y por formar parte de mi identidad almonteña, porque en mis recuerdos infantiles y juveniles, la Hermandad Matriz estará siempre unida al recuerdo de mi padre.
Como Rociera y almonteña les invito a vivir la Romería desde el seno de una Hermandad, viviendo la identidad de cada una y los carismas que el Señor ha repartido también, -como no podía ser de otra forma-, en estas asociaciones públicas de la Iglesia, que son las hermandades.
Rocio Diaz de la Serna Escolar.
Para mí, pertenecer a una Hermandad es mucho mas que llevar su medalla, o hacer con ella el camino: es JURAR UNOS ESTATUTOS, que nos COMPROMETEN a vivir nuestra fe y nuestra pertenencia a la Iglesia, siguiendo las reglas que la rigen.
Cuando alguien se hace hermano de una Hermandad, queda unida de cierta forma a esa institución, y debe estar siempre en los actos, y en los momentos felices y cuando vienen las dificultades.
Veo bien, porque no creo que sea incompatible, pertenecer a más de una Hermandad. Siempre he pensado que, si alguna vez, por motivos laborales o personales, tuviese que irme a vivir a otro sitio, lo primero que haría -en el caso de haber una Hermandad del Rocío allí-, sería integrarme todo lo que fuera posible, para estar más cerca de la Virgen a pesar de la distancia.
Yo soy hermana de la Hermandad Matriz desde el año 1979, y por motivos familiares he estado ligada a ella, mucho más de lo que lo podría haber hecho cualquier almonteño de tan corta edad como tenía. Sinceramente, no sé cuánto aman los demás a sus hermandades, yo si sé lo que la mía representa, además de por mi amor a la Virgen y por formar parte de mi identidad almonteña, porque en mis recuerdos infantiles y juveniles, la Hermandad Matriz estará siempre unida al recuerdo de mi padre.
Como Rociera y almonteña les invito a vivir la Romería desde el seno de una Hermandad, viviendo la identidad de cada una y los carismas que el Señor ha repartido también, -como no podía ser de otra forma-, en estas asociaciones públicas de la Iglesia, que son las hermandades.
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