viernes, 20 de mayo de 2011

¿A ti te pasa lo mismo?

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¿A ti te pasa lo mismo?
Escrito por Dirección Periódico Rociero / Francisca Durán Redondo / Jerez   
viernes, 20 de mayo de 2011


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Si a ti ha llegado a ocurrirte lo mismo es porque hemos sentido cosas parecidas cuando estamos frente a la Virgen del Rocío; parecidas o totalmente distintas, pero movidas por Ella para atrapar nuestra atención completamente.

No voy a entrar en detalles, sería romper mi intimidad y casi romper la tuya que ahora lees, pausada o rápidamente, el editorial del lunes en Periódico Digital Rociero. Sin entrar en profundidades me atrevería a preguntarte, amigo lector, amiga lectora, si tú pudiste decirle todo lo que te gustaría haberle dicho cuando has ido a verla, si pudiste serenarte hasta intentar hablar desde la calma y una vez calmado, no rompiste a llorar sin que volvieran a aturrullarse en tu corazón la lista de palabras que ya pensabas tener ordenadas de nuevo.

Te preguntaría si no sentiste frío cuando el sol invitaba a todo lo contrario y terminaste con piel de gallina tan pronto conseguiste dejar quietos tus ojos en los suyos.

Y aunque no me ves, porque solamente me estás leyendo, ahora te sonrío en plena escritura y hasta te guiño porque, aunque tampoco te veo, sé lo que me estás respondiendo o por lo menos intuyo cuáles pueden ser tus respuestas.

Alguna vez puedes haber ido a Ella con cierta desesperanza, no porque la esperanza te faltara, sino porque no alcanzabas a sentirla en la medida de tus necesidades y, sin embargo, seguro que te fuiste con la confianza crecida y la Fe alimentada, otra vez, de su mirada serena, que tanto te ayuda.

En otra ocasión seguro que estuviste allí, en su Santuario, solamente para darle las gracias porque cuanto le confiaste llegó a buen puerto, incluso sin que tuviera que ver con el puerto en el que tú hubieras dejado tu barco pero Ella, como siempre, tuvo más acierto que el tuyo y supo llevarte de su mano para que pudieras reconocer su protección.

Y te preguntaría todavía más... Pero no me atrevo, porque entonces estaría empujando la barrera en la que nos encontramos cada uno a solas con la Virgen.

Todo se torna Paz cuando acudimos a pedirle su auxilio. ¿A ti te pasa lo mismo?

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